Óscar Alonso Molina:
TODO LO VISIBLE ME AFECTA
El papel del dibujo.
El dibujo de Themlitz es una amalgama de estados diversos en la consistencia de la materia y del gesto, y, por lo tanto, también de su psique en el momento de la creación, donde parecen dominar condiciones indeterminadas, semicontroladas, cuasiautomáticas para ese encadenamiento u organización característico de los componentes que aparecen en sus imágenes. La artista se maneja en cada una de ellas con una variedad asombrosa de registros que van desde la precisión del detalle figurativo tratado de manera académica hasta el garabato y el arabesco, o los arañazos y goteos ligados a la pintura de acción, pasando por apósitos y emplastes de densa materia oleosa o manchas empastadas de color en la estela de Stäel o Philip Guston, por poner sólo dos ejemplos distantes.
El centro este universo onírico y pertubador es siempre lo orgánico como estado de transición entre lo vivo y lo muerto. Quizá de ahí la presencia obsesiva de los hongos –un orden natural que no pertenece tampoco ni a lo animal ni a lo vegetal-, que ella dota de rostro y sicología concretos, y que resulta casi imposible no poner finalmente en conexión con el mundo de las alucinaciones y las visiones psicotrópicas. En estos paisajes, plagados de desvaríos que a la pequeña Alicia no le resultaría novedoso por completo tras sus aventuras al otro lado del cristal, Themlitz pone en cuestión a la naturaleza como proceso lineal y evolutivo hacia la perfección corporal o moral, y a la consciencia lógica como mecanismo de aprehensión natural de nuestro estar en el mundo.
Serán los mutantes y el monstruo los personajes plausibles en estos escenarios que, si no de pesadilla –son demasiado sugerentes todavía, demasiado apetecibles para ello, incluso demasiado cercanos a propuestas recientes del cine de animación y el cómic-, sí podríamos decir que turbadores, incómodos, desasosegantes a pesar de su atractivo e innegables sugerencias para la mirada del espectador. Antes que un universo de ciencia-ficción plagado de cyborgs y alienígenas, la descabellada pero simpática manipulación genética de la artista lusa nos sitúa en un terreno al margen de la cordura donde lo agradable roza con lo enigmático, y lo bello linda con lo intolerable, al modo de los estados de conciencia del duermevela.